El más
grande fruto de la justicia es la serenidad del alma. |
Epicteto |
La
felicidad no consiste en adquirir y gozar, sino en no desear
nada, pues consiste en ser libre. |
Epicteto |
Los
hombres se fijan a sí mismos su precio, alto o bajo, según les
parece, y cada uno vale el precio en que se estima. Valórate
como hombre libre o esclavo, que esto no depende más que de ti. |
Epicteto |
¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes,
sino en disminuir tu codicia. |
Epicteto |
Un
barco no debería navegar con una sola ancla, ni la vida con una
sola esperanza. |
Epicteto |
Lo
importante no es lo que se come, sino cómo se come. |
Epicteto |
No
pretendas que las cosas sean como deseas; deséalas como son. |
Epicteto |
Si
dicen mal de ti con fundamento, corrígete, de lo contrario,
échate a reír. |
Epicteto |
Es tan
difícil a los ricos adquirir la sabiduría como a los sabios la
riqueza. |
Epicteto |
La
felicidad consiste en ser libre, es decir, en no desear nada. |
Epicteto |
El
deseo y la felicidad no pueden vivir juntos. |
Epicteto |
A la
verdad, el sabio está sujeto a las pasiones; más toda la
impetuosidad de éstas, nada puede contra su virtud. |
Epicteto |
Busca
el placer que no venga seguido de ningún dolor. |
Epicteto |
Cuando
los placeres se exageran, truécanse en dolor. |
Epicteto |
Lo más
insufrible para el hombre razonable es lo que carece de razón. |
Epicteto |
Debemos buscar a alguien con quien comer y beber antes de buscar
algo que comer y beber, pues comer solo es llevar la vida de un
león o un lobo. |
Epicteto |
La
fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte,
sino el miedo a la muerte. |
Epicteto |